jueves, 30 de abril de 2009

Como contrarrestar el maul activo?

El maul activo (sacar provecho de un maul del contrario), en “nuestro rugby”, es mucho más sencillo que en “otro rugby”, ya que estamos en una categoría inferior donde jugadores (igual que nosotros) y equipos son también mucho más débiles.

Siempre es necesario que el maul activo se trabaje en igual cantidad más la mitad de la misma (ej: 6 del rival, serían 6 más 3 nuestros; 8 del rival, serían 8 más 4 nuestros). Es aconsejable que se empiece a trabajar en parejas (de a 2).

En consecuencia, queremos que las primeras dos parejas lleguen en simultáneo (si el maul se inició con 2 jugadores contrarios), trabando pelota la primera pareja y girando el maul la segunda pareja.Mientras la tercera pareja inicia la cuña de protección , la primera pareja toma posesión de la pelota y la segunda pareja empieza con el avance; si esto no sale en aproximadamente 15 segundos se debería derrumbar el maul y así nacería el ruck. Más adelante seguiremos con nueva información sobre el ruck activo.


GABRIEL TORRES

28/04/09

La importancia de la pelota recuperada

La importancia, quienes, como, etc.

miércoles, 29 de abril de 2009

Planillaje

Acá dejo para bajar unas planillas para evaluación de partidos. Son muy útiles para ir llevando estadísticas de los partidos.


http://rapidshare.com/files/226462411/Planillas_Meta_Rugby.zip

martes, 28 de abril de 2009

La elección del capitán

LA ELECCIÓN DEL CAPITÁN

La elección adecuada del capitán es de vital importancia. Muchas veces se comete el error de fallar en la elección acertada del encargado de conducir al equipo. Si el capitán carece de la capacidad para implementar las variantes técnicas y tácticas necesarias para revertir
un resultado adverso todo el potencial de un equipo quedará anulado.

El capitán debe ser un líder, un jugador inteligente, un indiscutido, un ganador, un estratega, y un ser perceptivo de los problemas de sus compañeros. Debe jugar en su máximo nivel y durante el desarrollo del partido ir analizando el juego y motivando a su equipo. Debe asegurarse de que cada jugador explote sus virtudes al máximo y cumpla con los requisitos que le exige el puesto. Es aconsejable que en el último entrenamiento de la semana, durante los veinte minutos finales, el equipo practique bajo sus órdenes. Con esto el capitán reafirmará su autoridad ante el equipo y pondrá a prueba sus cualidades de líder. El mayor error que puede cometer un entrenador es intentar eclipsar la figura del capitán. Se sabe que una vez que el equipo entra a la cancha la función del entrenador ha terminado. El objetivo del entrenador es armar un equipo que con la dirección de su capitán funcione eficientemente. Una vez que el partido ha comenzado, el capitán toma posesión del control absoluto de su equipo y debe apelar a todo su conocimiento, liderazgo y criterio táctico para conducir a sus jugadores a la victoria. Un entrenador exaltado gritando desde el touch no hace otra cosa que acentuar su propio fracaso en la elección del capitán. Al dar indicaciones desde afuera de la cancha el entrenador está devaluando la autoridad del capitán y sólo logrará generar confusión en sus jugadores. A pesar de que todo equipo tiene su plan de juego, un buen capitán debe tener la visión y la capacidad de saber cambiar el planteo táctico, en pleno partido. Es el responsable de que el equipo tenga un equilibrio entre un rígido esquema de juego y la improvisación de los jugadores. En el rugby moderno el capitán no debe estar demasiado lejos de los forwards porque los partidos se ganan en el frente de batalla. El medio scrum tiene una ubicación privilegiada para ir evaluando la conveniencia de jugar con los forwards o utilizar los backs. Debe cumplir la doble función de arengar en algunos pasajes a jugadores abatidos y sin reacción o calmar a algún desaforado que perdió el control por alguna decisión del réferi. En momentos calientes y de confusión la sola presencia y la autoridad del capitán debe servir para señalarle al equipo el rumbo a seguir.
Es el principal motivador de sus jugadores y esta motivación debe estar orientada hacia “el hambre por ganar” y no a un fervor exagerado que convierte un ímpetu arrollador en una locura ciega donde se pierde la capacidad de pensar. Los jugadores no son pilotos kamikazes disputando su última batalla con un boleto de ida. Todo lo contrario, un equipo entra a la cancha con el objetivo de jugar un rugby pensante. Una fuerza controlada asociada a una técnica depurada da mejor resultado que un grupo de descerebrados yendo a la carga con una furia suicida. Debe tener una avasallante personalidad como para poder conducir eficientemente a su equipo, sobre todo, en condiciones adversas. Si no es así puede convertirse en el encargado de elegir salida o campo, o simplemente, saludar al réferi. La fuerza que otorga el bastón de mando reside en un respeto mutuo y recíproco entre el capitán y el entrenador y entre el capitán y los jugadores. Especialmente debe haber un reconocimiento indiscutido hacia quien ejerce la capitanía, por parte de los “caciques” que hay en cualquier equipo. El capitán no debe solicitar el respeto de sus dirigidos porque esta consideración se gana. No se logra con la potencia de los gritos, ni con la imposición de un régimen militar. Simplemente, se adquiere con la autoridad que impone un líder a través de la indiscutida calidad de su juego y de las acertadas decisiones en la conducción del equipo.
Cualidades requeridas

Para ser un buen capitán, es imprescindible tener confianza en uno mismo y en nuestra forma de jugar. Para algunos capitanes, la primera presión la sufren cuando empiezan a tener problemas en cuanto a si son indiscutidos en su puesto. En ese caso, tienen la preocupación de no saber qué poner en primer lugar: si su propio juego (su titularidad en el equipo), o su capitanía (olvidándose de sus aptitudes).
El capitán debe tener una clara noción de cada faceta del juego y un perfecto conocimiento de las fuerzas con que cuenta su equipo. Debe monitorear las reacciones de cada uno de sus jugadores y estar en condiciones de poder solucionar cualquier dificultad que surja.
Capacitación para la función

En la actualidad, hay un notable vacío en cuanto a la capacitación de quien tiene que ejercer la capitanía en la alta competencia. La tendencia mundial indica que la tarea de instruir a la persona que conducirá un equipo no es nada sencilla y demanda muchos años. Por otra parte, en los países avanzados los gurúes que manejan el mundo de los negocios emplean un prolongado tiempo en capacitar y perfeccionar a sus líderes. El recambio de un capitán como también la búsqueda de quien será el número uno en una empresa puede provocar un estrepitoso fracaso deportivo o costarle millones de dólares a una compañía. Cuando se realiza la evaluación para la designación del postulante, no debe confundirse: alto desempeño, con alto potencial. El elegido debe tener las dos condiciones. Es un error designar capitán a un joven relativamente inexperto y pretender que tenga los conocimientos necesarios como para manejar a sus jugadores bajo situaciones límites. Es tan difícil para una empresa encontrar un CEO competente, como para un equipo acertar con la designación de un buen capitán.

lunes, 27 de abril de 2009

Seguridad

Por Rodolfo Michingo O’Reilly (*)

Los sistemas defensivos fueron trabajados al máximo para achicar esa ventaja injusta que, desde el reglamento, le había sacado el ataque. Los sistemas defensivos parten del supuesto que la pelota es irrecuperable a través del tackle. Nos ponemos lo más plano posible para que no nos perforen. Sólo el equipo defensor recuperará la pelota si el equipo atacante comete un knock-on. Este equipo juega al “pick and go”. Situación generadora de marmotas. Hoy, los partidos parecen “catch con pelota”. Visualmente, salvo excepciones, el juego es un plomazo. Y pensar que los patrocinadores anhelaban “jogo bonito”.

A todo esto, en el centro de este burdel hay un hombre, el árbitro, que se presume está para dar una mano a los que juegan. Se la pasa dando explicaciones de lo inexplicable y haciendo señales como un agente de tránsito en un día de apagón en el Obelisco. Pobre, siempre tiene la culpa de algo.

Pero, desde hace poco, desde la temporada pasada, creo, la cosa se tornó demencial. El juego mismo creó la figura del “pescador”. Nuevo rol del jugador de rugby. Es el que intentará, ante la perversidad reglamentaria, poner la cuota de justicia equitativa que el tackle, por si solo, no ha logrado. Tratará de traer para su lado, para su equipo, la pelota que, arteramente, al amparo de una norma legal injusta y contraria al espíritu y a la historia del rugby, ha preservado el equipo que atacaba. A pesar de haber llegado primero al lugar de los hechos, este joven está desamparado y en peligro. Está gravemente expuesto a quedar lisiado de por vida. Si, así como lo digo. Ya hay casos desoladores. Espero que mis nietos, de persistir esta regla, no jueguen al rugby.

Nunca creí que el reglamento que durante más de cien años fue conformándose sabiamente y al que muchos hombres le incorporaron lo mejor de sí, fuese capaz de contener tamaña locura. No sólo está expuesto a caer de cabeza por el empuje de los suyos, sino que, legalmente, puede ser embestido por los que llegan en apoyo del tackleado. Esto es criminal. Su posición, para la búsqueda de la pelota, con el cuello doblado hacia abajo, es absolutamente más peligroso que la circunstancia que se les presenta, a los primeras líneas, en ocasión del colapso del scrum. Felipe Contepomi, en el último test con Gales, en Velez, estuvo a un tris de tener una lesión irrecuperable. ¿Qué esperamos? ¿Seguir generando cuadriplejicos?

El rugby tuvo pocas lesiones en su historia porque, siempre, se sabe de donde viene el golpe. Todos sabemos que los peores cimbronazos son aquellos que ocurren cuando el contacto no está dentro del campo visual que contiene la pelota. La cuestión descripta se potencia en las divisiones juveniles. Los músculos del cuello que defienden las cervicales aún no se han desarrollado.

Es necesario que la Unión Argentina de Rugby alguna vez se haga oír en los foros competentes. Debemos darnos una política al respecto. No comernos la galletita de que nosotros carecemos de la técnica individual para jugar esta faceta del juego. La cuestión está demencialmente resuelta por el reglamento. Hay que ir con la solución a donde sea y ésta, se me ocurre, no es otra que volver a la equidad perdida cuando se devaluó el tackle como herramienta de la defensa para el recupero de la pelota, convirtiéndolo en auxiliar servil del ataque monocorde y poco creativo: LA PELOTA NO PUEDE SER JUGADA NI POR EL TACKLEADO NI POR EL TACKEADOR. AQUEL DEBE SOLTARLA Y DEJARLA EN EL SUELO SIN REALIZAR MOVIMIENTO ALGUNO.

El problema hay que plantearlo descarnadamente, con todas las letras, si es que creemos que el rugby puede seguir siendo un medio para mejorar a las personas que lo juegan, más allá de los embates que sufriera los últimos años.

Septiembre de 2006.

Agrego, junio de 2008.

A las circunstancias apuntadas en estos dos últimos años se hizo costumbre en nuestros jugadores, copiando lo que ven por televisión, la practica del “bridge”. El portador es tackleado, cae de frente al contrario y, para preservar el control de la pelota, apoya su cabeza en el suelo deslizando la pelota por entre sus piernas para ponerla disposición de su equipo que ganará el ruck sobreviniente. Tan o más criminal que la situación del “pescador”. A las pruebas me remito.

(*) Ex entrenador del CASI y de Los Pumas. Fundador y entrenador de juveniles del Virreyes Rugby Club. Michingo me envió este texto que considero de importancia para instalar otro debate necesario en el rugby argentino, ya que hace a la seguridad del juego.

domingo, 26 de abril de 2009

Desarrollar un Sistema

DESARROLLAR UN SISTEMA

Ser emprendedor depende de dos cosas:
¿Podemos reconocer la oportunidad?
¿Podemos aprovecharla?

RECONOCER LA OPORTUNIDAD
No importa cual sea nuestro papel en el mundo del rugby; podemos lograr más satisfacción y rendir más eficazmente si aprovechamos mejor las oportunidades que están pidiendo ser explotadas.
Como jugador
• ¿No te gustaría aparecer, inesperada y exactamente, cuando y donde eres necesario?
• ¿No te gustaría, como capitán o líder de unidad, realizar una contribución realmente significativa a la eficacia del equipo?
• ¿No te gustaría como estratega, leer el juego con mayor profundidad, y aprovechar mucho mejor las posesiones del equipo?
Como entrenador
• ¿No te gustaría ser capaz de intervenir con consejos que sean mucho más concretos sobre cómo mejorar el rendimiento de tu equipo?
Como árbitro
• ¿No te gustaría ser capaz de discernir más precisamente lo que está ocurriendo?
Como seleccionador
• ¿No te gustaría basar tus juicios en datos mucho más objetivos y precisos?

En todos estos casos, necesitas emplear un sistema de observación, una forma de mirar activa, intencionada y con propósito claro. La primera gran verdad es: ¡si no lo buscas, no lo verás! La probabilidad de encontrar algo es siempre mayor si lo estás buscando: el experto en cualquier actividad sabe qué buscar, y tiene un método para individualizarlo y reconocerlo. Eso es lo que necesitamos desarrollar y aplicar en nuestros diferentes papeles en el rugby.

DESARROLLAR UN SISTEMA (I)
En Rugby total, yo sugería un método que mejora la habilidad del entrenador para reconocer lo más importante en los entrenamientos de aspectos individuales: el entrenamiento de técnicas individuales.
Ésta es, evidentemente, una categoría importante. Cada vez que aislamos y corregimos una falta técnica no sólo ofrecemos mayor satisfacción al jugador, sino que hacemos más posible un juego de equipo más emprendedor. Los límites de la variedad emprendedora del juego están marcados por las habilidades técnicas de cada uno de tus jugadores. Y este tipo de entrenamiento, en el cual trabajamos para conseguir un rendimiento técnico mejor, es una parte sustancial de nuestro trabajo, especialmente en las primeras etapas. Necesitamos ser capaces de solventar los problemas técnicos ,por ejemplo: por qué es ineficaz el talonaje de un hooker; por qué el pase a un centro es imprescindible; por qué un apertura desvía sus patadas, y así sucesivamente.

El método sugerido sigue siendo válido:
• Consigue un modelo claro y detallado de lo que esperas ver: tú necesitas una clara imagen mental de buena forma, y tú desarrollas esto observando (cada vez más detalladamente según empiezas a entender) a buenos jugadores;
• Complementa y lima esto tratando de entender los principios mecánicos que están involucrados: usa el sentido común, y las analogías de otras actividades, para encontrar las fuerzas involucradas y cómo deben ser aplicadas; y
• Vigila cada punto dentro de un orden lógico: esto nos lleva de vuelta a otra verdad básica: ¡si tratas de verlo todo al mismo tiempo, acabarás por no ver nada! Por lo tanto tienes que observar cada vez un aspecto, y para asegurar que no se te escapa nada, mira sistemáticamente: por ejemplo, empieza por los pies y progresa hacia arriba.

Al escribir esto he estado pensando en el primer caso _el hooker cuyo talonaje es ineficaz_ y sintiendome feliz porque funciona muy bien. Me siento menos feliz, sin embargo, por no hacer mención de la necesidad de trabajar también desde el efecto a la causa, apreciaremos enseguida los positivos de interpretarlo en terminos de causas probables. Ésta es una primera fuente de claves sobre qué es lo que tenemos que buscar. Dirige tu atención hacia lo que puede ir mal. Es importante para el entrenador, y muy importante para el jugador: es lo que permite controlar su propio rendimiento y corregirlo en el campo. Estimular este proceso es casi el mejor servicio que un entrenador puede hacer a un jugador: es el primer paso técnico que tiene para mejorar por sí mismo.

Dos ejemplos aclararán como funciona esto.
Caso uno:
Tú estás entrenando a un medio scrum que obviamente ha pensado en lo que está haciendo, pero que no tiene fuerza en su pase. El pase está muy bien dirigido, pero es corto y lento. Haces que pase todas las veces que necesite, y compruebas punto por punto. Lo haces sistemáticamente, empezando por sus pies y progresando hacia arriba. Tú conoces en detalle lo que esperas ver, y lo compruebas punto por punto. Si el pie derecho está entre el balón y su propia línea; si da el paso detrás de la línea de pase y no bloquea sus caderas; si permanece bajo y la mano de detrás del balón se mueve con precisión a lo largo de esa línea… lo mismo hace su otra mano… y, por supuesto, ése es el problema. La mano y el brazo izquierdos están siendo cuidadosamente reprimidos, porque el jugador piensa que ellos también deben contribuir a la precisión. Piensa, por ejemplo, en un lanzador de jabalina: ¿termina con los dos brazos dirigidos hacia la trayectoria del vuelo? Por su puesto que no: su brazo izquierdo gira hacia detrás para acelerar la rotación del cuerpo y dar potencia. Y eso es lo que el brazo izquierdo debe hacer en el pase del medio scrum hacia la izquierda.

Caso dos:
Tú puedes usar exactamente la misma serie de principios para analizar las patadas (o, si está interesado, golpear una pelota de golf, o una pelota de cricket). Cojamos el otro caso, en el que un pateador a palos golpea el balón con fuerza, pero es muy impreciso. Tú empezarás con los elementos que determinan la precisión:
• ¿Está en equilibrio toda la patada?
Hazle que patee a lo largo de una línea para que puedas ver claramente dónde coloca sus pies después de haber pateado. Si está desequilibrado, haz que coloque el pie que no patea más cerca del balón, que aumente la flexión de la rodilla que no patea; dile que tiene que estar en equilibrio para golpear el balón con consistencia.
• ¿Está en contacto con el balón como para ser preciso?
Haz que piense en balancearse a través del balón con la rodilla que patea flexionada, hasta bastante después del contacto. Haz que piense en prolongar el arco de esa rodilla a lo largo de la línea de vuelo: no debe patear al balón, sino enviarlo en la trayectoria de vuelo. Haz que use la línea en el suelo para que se guíe.
• ¿Está haciendo contacto con el balón en el punto correcto?
Comprueba el vuelo del balón. ¿Está girando alrededor del eje pequeño? Lo ha golpeado demasiado bajo. Muéstrale, sobre la costura, el punto que tiene que golpear para lograr el grueso del balón en la línea del swing.
• ¿Está su pie dirigiendose por la línea correcta cuando hace el contacto?
Comprueba el vuelo del balón ¿Sale recto, pero hacia la derecha? Está golpeando en el punto correcto, pero su pie se coloca en una dirección equivocada. ¿Se tuerce hacia la derecha? Su pie está cruzando la línea de derecha a izquierda (de fuera a dentro, como dicen en el golf). ¿Se dirige directamente hacia la derecha? Está golpeando el balón a la izquierda del punto señalado, la costura… y así sucesivamente.
Este tipo de ejercicio para el entrenamiento es fácil una vez que has empezado. Lo que lo hace difícil para algunos es el miedo a fallar. Los jugadores normalmente, empiezan a entrenar tarde en sus carreras, y piensan que su status como entrenador se vería en peligro si prueban algo que no funciona la primera vez. Ésta es una de las razones por la cual es tan deseable animar a los jugadores en activo a autodirigirse, ya que hace que se sientan confiados en su uso antes de empezar a entrenar. Por supuesto, la recompensa de intentarlo es que produce resultados realmente espectaculares.

DESARROLLAR UN SISTEMA (II)
El sistema descrito anteriormente se usa en dos casos: cuando el entrenador está aprendiendo su trabajo, y cuando se encuentra con algo que no ha visto antes, y está tratando de entenderlo.
Por lo tanto es muy limitado. No representa el tipo de proceso empleado por el entrenador con experiencia que afronta problemas a los cuales está acostumbrado. El proceso al que nos referimos, está dirigido específicamente a un solo aspecto del entrenamiento: mejorar las técnicas mecánicas. No tiene aplicación inmediata a los problemas del entrenador en otros aspectos del juego como el jugador, el seleccionador, el árbitro, el espectador, o el periodista. Es muy valioso, pero es limitado: necesita ser generalizado.
La nueva forma generalizada está basada tan sólidamente es la experiencia práctica como lo estaba la primera. Es nueva solamente en el sentido de que yo no habría comprendido completamente cómo funcionaba para mí como entrenador, como seleccionador, o como espectador, o periodista y cómo había funcionado previamente para mí como jugador. Ésta tiene cuatro fases:
• La adopción de un modelo claro de lo que esperas ver;
• Tener claras tus expectativas sobre lo que es más probable que ocurra (que vaya mal);
• Si una no se ha cumplido inmediatamente, compruébalas en orden de probabilidad;
• Para cada expectativa, ten una respuesta lista.
Verás que esto es menos una forma de descubrir nuevas ideas que una forma de aplicar sistemáticamente lo que sabemos, de manera que podamos actuar decidida y rápidamente: los requisitos usuales para entrenar, pero también para jugar, arbitrar, seleccionar, ver e informar. En cualquier caso, es un método para ayudarnos a concentrarnos rápidamente en lo que es más probable que sea significativo. Veamos cómo funciona para las diferentes categorías.

EL JUGADOR: el apertura como estratega
Él está observando una situación que se desarrolla hacia un punto táctico: un ruck, a 20 m de la línea de touch derecha, justo sobre la línea de 22 contraria:
• Tiene un modelo mental claro sobre cómo será la defensa contraria.
• Tiene expectativas claras de dónde es más probable que sea débil, por ejemplo, lejos a la izquierda; por el lado cerrado; bajo los palos.
• Su primera expectativa es correcta: su ala derecho está muy junto.
• Conoce exactamente cómo su equipo puede abrir el balón con rapidez, lo pide, y allá van.

EL SELECCIONADOR: evaluar un flanker
Está observando un maul en el cual el jugador que está evaluando defiende en el flanco derecho:
• Tiene un modelo mental claro de cuál es el papel del jugador, ha preguntado al entrenador cuál es: situarse separado y cargar contra el primer jugador contrario.
• Espera que el jugador no se separe demasiado, y que no suba excesivamente rápido.
• Ve que se pone separado; sube lo suficientemente rápido…bueno.
• Lo registra, y se concentra en la siguiente situación que va a examinar de su trabajo, sabiendo que deberá volverlo a comprobar más adelante en el partido, para ver si la fatiga afecta a su rendimiento, pero que puede ayudar al jugador, al menos en este aspecto, al final del partido. El jugador, también deberá consultar al entrenador sobre determinados puntos que necesiten atención.

EL ÁRBITRO: arbitrar un touch
• Tiene un modelo mental claro de cómo debe ser un touch legal , cualquier diferencia grande respecto a ese modelo necesita que sea examinado.
• Tiene expectativas claras de lo que este equipo, en concreto, puede llegar a hacer: presionar dando un paso sobre la línea touch, de tal modo que estén en la posición más fuerte para controlar el balón, ejercer presión sobre los saltadores contrarios, penetrar detrás del balón…
• Fija su atención exactamente sobre la línea de touch, justo en medio de las dos líneas: ellos están presionando.
• Pita y concede un golpe, explicando el por qué al capitán del equipo infractor, y asegurándole que también lo volverá a ver la próxima vez que lo cometa.

EL PERIODISTA: observar la final de copa para un buen periódico
• Tiene un modelo claro del potencial comparativo de los dos quipos.
• Espera que ciertos aspectos del juego sean críticos: la habilidad del equipo A para mantener la posesión en las rupturas; el dominio del equipo B en las touches.
• Cualquier otra cosa que vea, lo comprueba en los dos equipos llevando una especie de marcador de cada aspecto.
• Escribe un reportaje con datos estadísticos que sirvan de soporte a sus opiniones. Tanto si sus expectativas son correctas como ¡si no tiene noticias!

En todos estos casos, es evidente que el observador se concreta en aspectos particulares del juego. Esto nos lleva a dos postulados previos:
¡SI TÚ NO LO BUSCAS, NO LO VERÁS!
SI TRATAS DE VERLO TODO AL MISMO TIEMPO, ACABARÁS POR NO VER NADA.
Pero, por supuesto, tu preocupación por esos aspectos no monopoliza tu atención: registrarás al mismo tiempo hechos importantes. Y además, en cualquier caso, estamos inmersos en un proceso que permite un cambio progresivo de concentración.


Rugby Táctico y Mental
Jim Greenwood

viernes, 24 de abril de 2009

IRB Rugby Ready

El programa Rugby Ready del IRB tiene como objetivo brindar apoyo a los coaches, árbitros, jugadores y Uniones en su preparación para la práctica del rugby y presentarles modelos de buenas prácticas para el acondicionamiento físico, técnico, la prevención de lesiones y el manejo de lesiones.

“El Rugby es valorado como un deporte para hombres y mujeres, niños y niñas. Contribuye al trabajo en equipo, la comprensión, cooperación y respeto de los compañeros deportistas. Sus principios básicos son los de siempre: el placer de participar, el coraje y la destreza que el rugby demanda, el amor por un deporte de equipo que enriquece la vida de todos los involucrados y las amistades para toda la vida forjadas a través de un interés compartido en el juego. Es por causa y no a pesar de las intensas características físicas y atléticas del Rugby que esa gran camaradería existe antes y después de los partidos”. Del Documento del Juego del IRB – Conclusión

Personalmente les recomiendo a los jugadores y padres que completen este programa, mas allá de la obligatoriedad para responsables del desarrollo del rugby en el club, ya que va a ser muy útil para todos y suma en este andar de un mejor y más seguro rugby. En el caso de chicos chicos tal vez hasta es una buena idea hacerlo juntos.

Este programa está en español y cuenta con bibliográfica, vídeos y unas preguntas que les permitirá certificar, que esto no los achique es muy fácil y entretenido.

Certificate !!!!

Ir a Rugby Ready!